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La escarola es una hortaliza muy utilizada en todo tipo de elaboraciones, como, por ejemplo, en ensaladas. Es un alimento genial porque tienes todo tipo de nutrientes y es muy beneficiosa en una dieta sana y variada.
La escarola es rica en cobalto, hierro, magnesio y cinc, y también contiene vitaminas A, B1, B2, C y K. Por si esto fuera poco, es muy recomendable si quieres cuidar tu figura, porque presenta, además, propiedades saciantes, depurativas, diuréticas y laxantes, y también ese toque fresco al paladar que la hace muy apetecible.
Así, si tienes un huerto urbano o en casa, no está de más incluirla en tu cultivo casero, pero para hacerlo de forma correcta, te queremos dar, a continuación, algunos consejos.
Existen muchísimas variedades de semillas de escarola que plantar, más o menos unas 20. Para elegirlas hay que tener en cuenta el tipo de suelo y el clima local. Generalmente, en el propio envase de las semillas se suele ofrecer información sobre estas cuestiones.
Por lo general, las escarolas suelen ser bastante parecidas entre sí: tienen una hoja recortada y descompuesta, y suele estar subdividida entre sí.
Los tipos de escarolas más frecuentes son:
La escarola es un tipo de hortaliza que se puede cultivar durante todo el año, aunque generalmente se suelen hacer dos siembras:
Si por algún motivo el terreno de cultivo no estuviera suficientemente acondicionado, lo mejor es abonarlo con fertilizantes orgánicos. Hasta que no aparezcan las hojas, conviene mantener el terreno fresco y evitar que la tierra esté totalmente seca.
No trasplantaremos el plantel de escarola hasta que la planta no tenga unas 5 o 6 hojas bien formadas. A la hora de plantarlas en nuestro huerto doméstico, nos aseguraremos que mantengan una distancia de 25 cm por cada lado. Y si las escarolas conviven con otras hortalizas, dejaremos una distancia superior, unos 40 cm. El cultivo de escarola requiere pocos cuidados, únicamente mantener el terreno mullido y bien limpio de malas hierbas, como cualquier otra hortaliza.
Blanquear las escarolas es un procedimiento muy fácil, aunque también muy importante, ya que afecta a la textura y al sabor de la misma. Para hacerlo, tenemos dos posibilidades: